martes, 1 de septiembre de 2015

TADAO ANDO
LA LUZ Y SU PROPUESTA ARQUITECTÓNICA




“No creo que la arquitectura tenga que hablar demasiado. Debe permanecer silenciosa y dejar que la naturaleza guiada por la luz y el viento hable”.

En esta ocasión en Iluminet hablaremos de un personaje, que por su propuesta introduce en un mundo casi inimaginable, que cautiva y envuelve por sus propuestas visuales: Tadao Ando, reconocido arquitecto que desde el diseño de su “Row House“, una pequeña vivienda en un suburbio japonés, se ha posicionado como uno de los más reconocidos arquitectos de nuestros días.




Tadao Ando nació en Ozaka en 1941, a temprana edad quedó bajo los cuidados de su abuela -de quien adoptó el apellido- sintió la necesidad de aprender el arte de la construcción. Antes de esto, aprendió el oficio de carpintero con un vecino, donde ya empezaban las primeras muestras de su capacidad creadora.

Debido a su situación económica se vio obligado a aprender desde el lugar de los hechos. Se dio a la tarea de recorrer templos, viviendas y museos para ver la puesta en escena de lo que la universidad, casi inalcanzable para su presupuesto, no podría enseñarle -al menos por ese momento-.



De carácter duro de roer –como lo describen algunos- pasó desde carpintero y boxeador hasta profesor de reconocidas universidades estadounidenses como la de Yale.

Hay quienes hablan de que la obra de Ando empezó a trascender con su pabellón japonés para la Expo 92 de España, puesto que tres años después recibiría el Pritzker, reconocido premio de la arquitectura. Sin duda, la trayectoria de este arquitecto autodidacta ha marcado las tendencias en la arquitectura a nivel global.


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Sería aventurado hablar de la mejor obra del afamado arquitecto, pero sí podemos mencionar una en particular, la iglesia de la luz.

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Ubicada en una esquina de una zona residencial de Ibaraki, Osaka, compuesta por dos edificios, con un acceso intencionalmente indirecto que llega a una plaza que distribuye la entrada a ambos complejos. El ambiente de la nave principal está acompañado únicamente por la luz, que se filtra desde el frente, por la abertura con forma de cruz que ilumina la sala.

Este edificio reemplaza a una estructura preexistente de madera. Con un mínimo presupuesto, el diseño se ciñó a un concepto simple: suelo, pared, techo y aberturas para la luz y es al tratamiento de la luz que debe su nombre.

Para algunos podría ser un simple cubo de hormigón, pero Ando le brinda ese toque que la convierte en una obra de arte, expresando así el carácter de la simpleza combinado con la suntuosidad de lo religioso, de los espaciós de reflexión.

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Si bien utiliza los conceptos de la arquitectura japonesa, sus espacios tienen más de encierro que de abertura. Utiliza las formas puras y la luz natural para articular los espacios, y las sombras para suavizarlos y envolverlos. El uso de paredes de concreto, marcos, cámaras, vidrios, ladrillos, piedras y elementos naturales revelan un sentido del orden. Tadao Ando usa paredes muy sólidas para delimitar los espacios humanos, desviando a sus edificios del caos urbano circundante desde afuera y encerrando espacios muy privados desde el interior. Una frase de este arquitecto japonés define toda su obra: “No creo que la arquitectura tenga que hablar demasiado. Debe permanecer silenciosa y dejar que la naturaleza guiada por la luz y el viento hable” 




La naturaleza es un referente en la arquitectura japonesa, Ando ha tomado en este sentido el concepto de la luz con un carácter abstracto que distingue la mayoría de sus obras.

Ando ha logrado trascender de lo tradicional a lo contemporáneo, mediante el cuidado de la conexión entre hombre y naturaleza, lo espiritual, de lo público y lo privado. La arquitectura de Tadao Ando no escatima en simbolismos, que aunque abstractos, se encuentran siempre presentes en sus creaciones. La utilidad de lo simple es de gran ayuda, puesto que reconecta –a su modo- lo cotidiano del exterior con lo privado al interior de sus construcciones







Entre otras obras se encuentran:
– Fundación Pulitzer (St. Louis, Missouri),
– Viviendas Rokko (Hyogo, Japón)
– Capilla en el Monte Rokko (Kobe, Japón)
– Museo Suntory (Osaka, Japón)
– Museo de Arte Moderno (Fort Worth, Tejas)
– Museo de Arte Contemporáneo Naoshima (Kagawa, Japón)
– Pabellón del Japón, Exposición 1992 (Sevilla, España)
– Espacio de Meditación para la UNESCO (París)
– Centro de Congresos (Nara, Japón)
– Estación de Ferrocarril (Kyoto, Japón)
– Edificio de Conferencias de Vitra (Weil am Rhein, Alemania)
– Casa Koshino (Ashiya, Japón)
– Centro de Investigación de Benetton (Treviso, Italia)
– Edificio de Oficinas de Raika (Osaka, Japón)
– Iglesia de la Luz (Ibaraki, Japón)
– Edificio Time (Kyoto, Japón)
– Edificio Bigi Atelier (Tokio)
– Templo del Agua (Tsuna, Japón)



EL COLOR EN LA ARQUITECTURA




Más allá del interiorismo o de esa función por el afán de embellecer y singularizar el resultado o por marcar las diferencias de éste con convecinos a partir de su frescura, capacidad de sorpresa, refinamiento, originalidad, etc…. Debemos entender que el color es una variable destacada del diseño edificatorio.


Frete a la importancia estética (Con independencia de las épocas, gustos o tendencias) La función práctica ligada al color en la arquitectura deriva en una serie de factores que debemos conocer ante el futuro edificio a construir. Como ejemplo; Para enfriar o calentar los interiores, según el mayor o menor grado de absorción de los rayos solares o esa función simbólica, vinculado a los matices espirituales, intangibles, sensitivos e incluso psicológicos, o dar forma donde no existe, separar, iluminar espacios…etc. En definitiva, el optar por un color u otro determinará en parte el carácter de nuestra edificación. La arquitectura y color deben de vivir en armonía para poder conformar un espectáculo visual, pero cúal es la importancia del color en la arquitectura.
Definición del color


La teoría del color en bien extensa y su definición puede abarcar unos cuantos artículos pero a modo resumen podemos definirlo como, una sensación que se genera en respuesta a la estimulación del ojo y de sus mecanismos inquietos, por la energía lumínica de determinadas longitudes de onda. Lo que sucede cuando percibimos un objeto de un determinado color, es que la superficie de ese objeto refleja parte del fantasma de luz blanca que recibe y absorbe el resto. La luz blanca está formada por 3 colores básicos: rojo intenso, verde y azul violeta. Es preciso tomar en consideración que el color no es una cualidad fija de las formas, esto es, puede mudar conforme la luz ambiental, y que a través del color se pueden expresar sensaciones, ideas y sentimientos.

 





PSICOLOGÍA DEL COLOR EN LA ARQUITECTURA






Desde el punto de vista psicológico considero que la expresión de los colores. Que apreciamos mediante la vista poseen una expresión determinada ya que la psicología de los colores están fundadas en ciertas relaciones geométricas y simbologías que permiten reacciones inconscientes en el ser humano.
No solo el aspecto de un color depende considerablemente de su trama en el espacio y en el tiempo, también sería necesario saber a qué tinte preciso se hace reseña, a que valor de luminosidad, y a qué nivel de saturación.



A todos nos emociona el color y cada persona tiene sus conclusiones acerca de las aversiones o apegos, deleite o desagrado sobre color, pero de manera general, todos palpamos una reacción física ante la sensación que produce un color, como frío en una aposento pintada de azul o calor en otra pintada de rojo.



Los colores cálidos se cree que son estimulantes, alegres y hasta apasionantes y los fríos despejados, sedativos y en algunas ocasiones deprimentes. Aunque estas determinaciones son intrínsecas debido a las interpretaciones personales, todas las indagaciones han expuesto que son corrientes en la mayoría de los sujetos, y están establecidas por reacciones inconscientes de estos, por otras entidades que tienen reciprocidad con la naturaleza.



El amarillo es el color que se asocia con el sol y significa luz radiante, la longevidad, alegría, optimismo y estimulo.
El rojo está relacionado con el fuego y sugiere calor y excitación. Apto para salones, cocinas, comedores y zonas donde la familia comparta muchos momentos, y como es excitante, no es apto para los dormitorios.



El azul, color del cielo y el agua, que propicia serenidad, soledad, frialdad, contemplación y el infinito. Este color es muy apropiado para crear un rincón en el cual sentarse a reflexionar o meditar. Este color inhibe el apetito, por eso no es apropiado para decorar cocinas y comedores. 



El anaranjado, posee una composición entre el rojo y amarillo, y se vincula con la exaltación y la unidad. El naranja mantiene una relación con la salud que lo hace adecuado para la decoración en baños. Sin embargo, se desaconseja su empleo en los lugares de trabajo debido a que incita a la distracción.



El verde, es un color fresco, sereno y reconfortante. que tiene un gran poder de curación. Es el color más relajante para el ojo humano y puede ayudar a mejorar la vista. Tiene una afanosa relación a nivel emocional con la seguridad. Por eso, en contraposición al rojo (connotación de peligro), se utiliza en el sentido de "vía libre" en señalización.



El violeta es un color que personifica la madurez, sabiduría, creatividad y la emancipación, aporta la estabilidad del azul y la energía del rojo y en un matiz claro expresa refinamiento que evoca emociones nostálgicas y románticas. Y por otra parte el púrpura oscuro desentierra las emociones melancólicas y tristes que puede producir sensaciones de frustración.


También Se asocia con la grandiosidad, simboliza el poder, nobleza, lujo, codicia y Insinúa riqueza y extravagancia.



En estos seis colores básicos se alcanzan todas las variedades de matices que logran ser obtenidos por las mixturas entre ellos.



El negro contrasta muy bien con colores radiantes, representa paz y silencio, autoridad, poder, distinción, exactitud, la muerte y el misterio, se relaciona al miedo y a lo desconocido y es conocido por su efecto de hacer más delgados a los individuos cuando utilizan vestuario negro. 



El negro mal utilizado o en exceso produce un sentimiento distante e intimidatorio.
El blanco se relaciona con la piedad, la ingenuidad, la integridad y la virginidad. Y Puede simbolizar un inicio próspero.



En publicidad, se le asocia con la frescura y la limpieza porque es el color de la nieve.
En la promoción de productos de alta tecnología, el blanco puede manejarse para comunicar simplicidad.



También se le mancomuna con centros hospitalarios y esterilidad. Y por lo tanto el blanco puede valerse para anunciar productos médicos o que estén claramente interrelacionados con la salud.
El gris, Se relaciona con la Inspiración de la creatividad, seriedad, sombrío y la resignación.



Aplicando este color en la oficina de un director de empresa, se lograra implantar una adecuada sensación de respeto y distancia, que por otra parte mantiene una connotación de éxito.



El color es un mecanismo psicológico que en la Arquitectura se aprovecha para darle vida a su espacio arquitectónico, el uso del color debe ser un componente importante a considerar si se pretende una morada más agradable y placentera desde el punto de vista térmico. Además, éste tiene una influencia directa en los individuos.
El uso del color puede expresar la cuestión psíquica y la conducta de los individuos e inclusive ejecutan algunas acciones fisiológicas. 



La mejor elección para conservar un hogar lo más agradable posible es el uso de tonalidades claros, ya que son los colores que dan una mayor bienestar tanto física como psicológico. Sin embargo, éstos pueden armonizarse ligeramente con otras tonalidades más oscuras para darle más vivacidad al espacio y alcanzar un mejor equilibrio en el uso del color. 

Casa Gilardi- COLOR-LUIS BARRAGAN-stepienybarno

ARQUITECTO DE LA LUZ Y EL COLOR

La obra de Luis Barragán (1902-1988). 




La trayectoria del arquitecto mexicano Luis Barragán muestra la influencia de ideas provenientes de viajes, encuentros y lecturas. Una obra que está íntimamente ligada a lo mexicano por la vivencia de las tradiciones vernáculas de Jalisco, el legado del período precolombino, y la influencia de la arquitectura mediterránea producto de la conquista española. Simultáneamente, Barragán fue influido por tendencias europeas de la época: el llamado Estilo Internacional, en especial la arquitectura de Le Corbusier. De la interacción, o mestizaje, de diferentes tradiciones resultó una obra que ha sido calificada como emblemática de la arquitectura de América Latina.


Barragán no dibujaba mucho, ya que generalmente sólo realizaba bocetos concisos con unos pocos trazos de color. La mayoría de las casas particulares que construyó en Ciudad de México fueron concebidas a partir de la personalidad y la profesión de los futuros dueños. No solía dibujar en la mesa de trabajo, sino que ante un encargo contemplaba largamente el lugar elegido, y luego tomaba algunos apuntes. Sus allegados coinciden en indicar que usaba un método de trabajo basado en la intuición. El escultor Mathias Goeritz utilizó el término “emocional” para describir la arquitectura de Barragán.


La actividad profesional de Barragán se extendió por más de cinco décadas, de la reforma de la casa de Robles León en Guadalajara en 1927, a la construcción de la casa de Barbara Meyer en Ciudad de México en 1981. La obra del arquitecto muestra tres períodos claramente definidos, caracterizados por lenguajes arquitectónicos específicos, que han sido estudiados por la investigadora Danièle Pauly en la monografía Barragán. Space and shadow, walls and colour (Birkhäuser, 2002). El objetivo de la autora es estudiar las raíces del lenguaje arquitectónico de Barragán, y demostrar como la obra puede ser caracterizada como mexicana. Afirma que la interacción de la luz, la sombra y el color tiene un papel muy importante, así como la presencia del agua, la vegetación, las rocas volcánicas y el suelo mexicano.


JUVENTUD DORADA. Barragán nació en 1902 en Guadalajara (capital del estado de Jalisco) como hijo de un hacendado, y durante su niñez y juventud alternó la vida de la ciudad con estadías en la hacienda de Corrales, cerca de Mazamitla, localidad próxima al estado de Michoacán. La pertenencia a la clase de los dueños de la tierra permitió a Barragán tener una juventud despreocupada, lo que quedó reflejado en fotografías de la época en las que se lo ve de excursión con otros jóvenes en las cercanías de Guadalajara.





Casa González Luna, Guadalajara, 1929


A pesar de su extracción social no fue indiferente a su entorno, ya que se interesó por las costumbres de las zonas rurales, especialmente las tradiciones de la arquitectura popular, que documentó en numerosas fotografías. En algunas de las construcciones que realizó años más tarde se evidencia, entre otras, la influencia del llamado corredor, una galería techada, abierta a un patio, a lo largo de la casa, donde se realizaban varias de las actividades diarias de la hacienda. La idea la tuvo presente cuando reformó la casa que sería su casa-taller en la calle General Francisco Ramírez de Ciudad de México. Otro elemento con origen en las construcciones rurales son largos espejos de agua que recuerdan los bebederos de piedra para los caballos y el ganado que eran comunes en las haciendas, forma que usó en el jardín de una construcción en Las Arboledas, cerca de Ciudad de México.


Barragán creció en una época muy violenta de la historia de México, la de la Revolución Mexicana, una serie de acontecimientos que se desarrollaron entre 1910 y 1920. En 1924, con poco más de veinte años, emprendió su primer viaje a Europa, del que regresó a Guadalajara un año más tarde. El primer periodo de la obra arquitectónica de Barragán comprende las construcciones que realizó durante su juventud en Guadalajara entre 1926 y 1931, época en que su principal fuente de inspiración fue el estilo mediterráneo que había conocido en Europa, encarnado en la Alhambra de Granada y los jardines diseñados por el escritor francés Ferdinand Bac. Debido al entorno en que había crecido, sus amigos y clientes formaban parte de las familias dominantes de Guadalajara, cuyo gusto era sumamente conservador.









Escalera y dos puertas de la Casa Cristo, Guadalajara, 1930


Las construcciones de Barragán en Guadalajara son conocidas por el nombre de quienes las encargaron, entre otras las casas de Enrique Aguilar (1928), Efraín González Luna (1929) y Gustavo Cristo (1930). Un denominador común de esas construcciones es la articulación del área construida con los jardines adyacentes por medio de logias, pabellones abiertos, arcadas, patios, terrazas y pérgolas.


MODERNIDAD MEXICANA. El segundo periodo de la actividad arquitectónica de Barragán comenzó en 1932, inmediatamente después del segundo viaje a Europa, y culminó hacia 1940. Durante ese tiempo se produjeron dos hechos importantes en su vida: se radicó en Ciudad de México, y fue fuertemente influido por el Estilo Internacional que había visto en Europa, lo que se evidencia en los edificios de apartamentos que construyó después de mediados de la década de 1930.


La renovada concepción fue principalmente resultado de influencias arquitectónicas, pero a su desarrollo también contribuyó el ambiente intelectual de la capital mexicana, con el que Barragán no había estado en contacto mientras vivía en Guadalajara. La época posterior a la Revolución fue muy fermental, entre otros factores debido a que el ministro de Instrucción Pública José Vasconcelos alentó el desarrollo del muralismo mexicano. Varios artistas tuvieron un papel protagónico, especialmente Diego Rivera y Frida Kahlo, quienes estuvieron relacionados a personalidades internacionales como León Trotsky y André Breton. En el caso particular de Barragán, fueron importantes las relaciones profesionales que mantuvo con el arquitecto austriaco Frederick Kiesler, los artistas Miguel Covarrubias, José Clemente Orozco y Gerardo Murillo (conocido por el seudónimo “Dr. Atl”), así como con el historiador Edmundo O’Gorman, hermano del reconocido arquitecto Juan O’Gorman.





Casa para dos familias, Ciudad de México, 1936


Luego de establecer su estudio en la capital, Barragán se adaptó a los principios de la construcción industrial, que incluía la producción en serie, y se desempeñó como planificador y arquitecto de nuevos barrios. Entre 1936 y 1940 construyó cerca de treinta casas de apartamentos en áreas del oeste de Ciudad de México como Cuauhtémoc, Hipódromo, Condesa, y Colonia San Rafael.


Algunas de las características principales de los edificios de Barragán de esa época son volúmenes perpendiculares, paredes blancas, techos planos, superficies vidriadas y ventanas sin marcos, elementos similares a los de la arquitectura modernista europea que permitían un tipo de producción industrial. La distribución de los ambientes y los detalles de los interiores son producto de una visión racionalista, con ambientes despojados y muy iluminados. Pero pocos años más tarde Barragán abandonó el papel de empresario, cansado de los conflictos con empresarios y clientes inherentes a una actividad comercial.


El abandono temporario de la actividad constructora resultó en un balance del desarrollo de la arquitectura modernista en México. Una postura extremadamente crítica significó en la práctica que Barragán repudiara los edificios que había construido durante los años en que aplicó los principios funcionalistas. En 1940 decidió cambiar la orientación de su actividad y dedicarse al diseño de jardines, entre los que se contaron cuatro en el área de Tacubaya, tres en la Avenida San Jerónimo, y uno, con características de parque, en el Pedregal de San Ángel. Los jardines se caracterizan por la utilización del terreno, por ejemplo suelos rocosos que determinan la topografía del conjunto, y de corrientes de agua, en algunos casos en forma de cascadas, que crean un fantástico contraste con la frondosa vegetación.





Entrada y escalera de la Casa Gilardi, Ciudad de México, 1977


LUZ Y COLOR. El tercer y último período de la carrera de Barragán comenzó en 1943, con la reforma y ampliación de una casa en la calle General Francisco Ramírez de Ciudad de México (que sería su casa-taller), y se extendió hasta 1981. La característica principal de las construcciones de este periodo – relativamente pocas – en el que abandonó la producción en serie y se dedicó a crear de acuerdo a los deseos y personalidades de los clientes, es la importancia dada a la interacción de la luz y el color con los volúmenes arquitectónicos.


Luego de largas conversaciones con los clientes planteaba una serie de alternativas y realizaba bocetos que no eran definitivos, ya que la fase de construcción podía estar condicionada por la relación con el entorno y cambios dictados por la intuición. La última fase de la construcción era pautada por la aplicación del color, en general colores primarios que se aplicaban a sólo una pared de una habitación o patio interior.


Como en otros aspectos de su obra, el uso del color evidencia tanto la influencia del modernismo europeo, específicamente los tratados de los profesores de la Bauhaus Josef Albers y Johannes Itten, como de la arquitectura popular mexicana. Dos construcciones de este periodo son la Casa Gálvez (1955) y la Casa Gilardi (1977), ambas en Ciudad de México, cuyos interiores muestran un uso no convencional del color, con dramáticos efectos provenientes de variaciones en las fuentes de luz.


Barragán también se interesó por la realización de obras de arte público. El más importante de los proyectos de esas características en que participó, en colaboración con el escultor Mathias Goeritz, fue la realización de las Torres de Ciudad Satélite (1957). En una plaza circular de la periferia de Ciudad de México construyeron en hormigón cinco enormes prismas de base triangular, dos pintados de blanco y los restantes de amarillo, rojo y azul.


EL LEGADO. Barragán recibió el prestigioso Premio Pritzker de arquitectura en 1980. Su legado arquitectónico puede ser estudiado en la Barragán Foundation de Birsfelden, Suiza. Lo que se explica por qué en 1995 el Vitra Design Museum adquirió los archivos del estudio de Barragán, así como los que pertenecían al estudio de Raúl Ferrera (socio de Barragán a partir de 1973), con los que el museo sentó las bases de la fundación que fue creada en 1997. Luego de un proceso de categorización, análisis y restauración los archivos fueron publicados en 2001. En México, la Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán de Guadalajara conserva los archivos privados del arquitecto y los libros provenientes de su biblioteca. La fundación también se encarga del mantenimiento de la casa de Barragán en Ciudad de México, la que actualmente tiene el carácter de casa-museo, una parte del mundo privado de Barragán al que han accedido arquitectos de todo el mundo, entre otros los renombrados Tadeo Ando, Mario Botta y Álvaro Siza.






FUENTE: https://artepedrodacruz.wordpress.com